Una simiente se sembró en los sietes día que duró el Tercer Simposio Internacional de la Academia Tomitana y la Academia Universalis Poetarum en el mes de agosto en Tomis-Constanza.
Las conversaciones intra y extramuros sembraron nuevos lazos, análisis, versos sueltos en el aire, si hasta Ovidio bajó de los aires para participar con sus versos, contarnos su vida, sus experiencias, sus amores y se sentó en una mesa para regresar a este mundo, al borde del mar Negro, pidiéndonos que lleváramos sus versos a su amada Roma, a los labios de su amada.

Una nueva-vieja modalidad se paseó en Constanza: la Academia y el Verso, cada una refugio del otro, cada uno espejo del otro, cada uno alimento del otro. Ponencias y versos se entremezclaban, nadie fue objeto, todos fuimos sujeto.
Las diferencias, si diferencias había, se trasformaron en diálogo, en compresión, en aprendizaje, en humildad, la humildad de la palabra que busca su significado y no impone cánones, la palabra en libertad.
No fue la guerra, no había imperios, fue el canto, fue el verso soberano. Una odisea, la del verso navegando junto a la academia, la de la academia sumergiéndose en el verso, la del poeta académico, la del académico poeta, la de la palabra navegando en la borrasca en busca de su significado. Ese que escapa de la regla y del diccionario.
Un bardo guiaba al académico, un académico servía de ojos al bardo. Los dioses bajaron del Olimpo, los versos subieron al Olimpo.
En Tomis-Constanza se acabó el exilio, en el diálogo se enlazaron la palabra y su significado y ambos salieron a navegar por el mundo.
Pertenecíamos.
Los idiomas se entrelazaban gracias a la poeta Carmen Bulzan y a Irina Lupu, del español al rumano, del italiano al francés, del italiano al rumano, del griego al rumano, del rumano a español, la música embelleció las ponencias, una nueva lengua surgía.
Por las ventanas se filtraba el mundo.
Existen abrazos que abarcan la inmensidad, que crean nuevos mundos, que florecen aún en tiempos de adversidad, existen abrazos que albergan el alma de un poeta y la pluma de un académico, este abrazo se dio en Tomis-Constanza, este abrazo fraterno florece en Rumania.
Fue el lector, el otro, el destinatario, quien estuvo siempre presente en este diálogo abierto, la Academia fue el destinatario, el Poeta fue el destinatario, el sueño fue el destinatario.
Se fue ser colectivo y al mismo tiempo ser solitario, ese ser bañado por un momento de gracia que regresa a su mundo, su universo, hoy enriquecido, buscando una luz en su camino.
Se fue académico y poeta al mismo tiempo, y rasgando las vestiduras su fue uno, se fue palabra.
Además de la Academia Tomitana presidida por el monseñor Teodosie Petrescu, arzobispo de Tomis, y la Academia Universalis Poetarum, presidida por el poeta y filósofo Constantin Barbu, abrigaron el simposio poetas y representantes de diferentes academias del mundo entre ellas la Academia Norteamericana de la Lengua Española, representada por su directora la Dra. Nuria Morgado; la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras de Madrid, España representada por su presidente el poeta argentino Guillermo Eduardo Pilía; la Academia de Filosofía y Arte Seneca de Bari, Italia, representada por su director el poeta italiano Massimiliano Massa; la Academia de Ulambataar de Mongolia, representada por su presidente Mand-Ooyo; la Academia de Ética de la India, representada por Anand Pandian; la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz representada por el poeta español José Ramón Ripoll; la Asociación “Le café des idées” de Salamina, Grecia, representada por el poeta griego Dinos Koubatis; la Academia Léopold Sédar Senghor, representada por el poeta senegalés-italiano Cheick Tidiane Gaye; el poeta Reynaldo Lacámara, expresidente de la Sociedad de Escritores de Chile; la Asociación Novus Orbis, del Perú, representada por el poeta Óscar Limache.
A las academias, a las, los poetas, ¡gracias!